El suelo de madera de acero se vuelve conocido cuando hacia abajo mira. como en escotilla. el mechero caído sin rodar en escorzo, amarillo sobre el parqué se hace conocido aún más, muy conocido; como casi teniendo memoria nosuya. de otros tantos pantalones desmayados a esas horas de llegadas sin puntilla de clavijas...antes raídos de gastarse a sí que sucios de pelearse a correr más que los raíles de este último tren.
el día que el carpintero se comió una ventana con una mesa o el queso se fué haciendo más pequeño hasta perderse por la mesa de un desayuno de sol. y el caso es que las escaleras mecánicas no parecían de óxido pero afectaron al espejo de espera-s. eso: ayer. las subíamos juntos o se nos perdió al bajar, pero no al bajar de descenso sino de los peces sin aire. sobre lo abisal, sin eme, de mañana o de mañana que tanto despierto a verle las velas puestas en las nubes raídas del frío tan temprano que gastan las suelas de los zapatos de cerca. tu lejos posesivo de no poseer. y yo sin graduar todavía. más daltónico y huérfano también de no saber estarlo, pero de mí.
de momento, en el que somos. ni ser. no hay que hablar de cristales por si los reflejos tornasen decrépitos, no por desmemoria, y entonces el espejo se vacía sin direcciones. no se entiende que sea. antigïüo, con diéresis, de no serlo ya el espejo. o sombras de gris a botardhadas esdrújulo de saberse un sabor sin brújula. muerte de haber sido respirado así por nadie más
no sé si hay mundo o pelota. pero crece o se desviste de tanto doler-se. y por más que tirita enfrente del colchón linchado al suelo sin intermediarias intermitencias, no reviste de cura alguna o apósito desvelado a propósito con la excusa de entizar los sub-suelos de tus sueños, no encuentra la pared gritante y muda del que aparezcas. y espera. atardece, pulsa para mentir. y pensando en no sé que tejados que no ha visto, sino tus pies y la pregunta a dónde, sacude esa quietud de: esperemos que el siguiente título no lo dicte la pelota .
no se cree único, pero es el único que no puede quejarse. aunque haya perdido la ropa de aguas robada con todos los carnets sin caducar y le quede solamente el polar sin fin del mundo
jabones de papel. aviones sin descontar. mañana rodaré más. cama salvaje o tuerta. o una foto en los ojos. vientos con peinados que derrotan cualquier esquina de autobús hasta que el re: cuerdo sea transporte público, aunque de gratuito no tenga nada. costes de reducción.
los metros que no fueron medida ciéntifica ni método, al hacerle bailar las papeleras encima de cada milímetro de soplos funcionales de lo que no funciona con diagnósticos.
entregar todo lo que se captura, letras mudas torceduras acentos del otro mar e indicios indios incluídos.
desde las estaciones de tren huelo el mar, tan sordo como las ventiocho grafías que vienen de donde se pierde todo el todo de hasta sentirse sin nada.
no te compagines con lo directo escueto. el puntito más suspensivo de la vocal se sabe funambulista de cada equilibrio deshecho equidistancia. y se revuelve de guardarse explosiones, que no sabe de colores y huye de fácilblancoynegro. no acudas eh. para.mañana.más.suicidio.sién.ta.te del revés ya hacía gracia.
vamos a hacer tanto ruído...
que nos pondrán nombre.
y las estrellas saben de atropellos o los atropellos de estrellarme. espera a que la gasolina se evapore de la mezcla. y al final no pudimos ir a buscar setas. aunque los cuchillo no recuerdan si estaban en el coche o eran cosa de la carreguerra, perdón: carretera.
ya sabía que era otoño y eso... es muy fotográfico. no me importó el parecido. no tenía a quien contárselo.
sonríe. aunque no coma puntos suspensivos; y fume con el estómago vacío.
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