
desubicado como un altavoz afónico. delirando como la respuesta de un tartamudo desdentado y sin media lengua. opaco como las gafas de sol en una desértica tormenta de arena. inaccesible como la imaginación de un lobotomizado. cansino como el bostezo de un asmático. delirante como las lágrimas de las flores en un bombardeo . callado como las cloacas de beirut. el tópico del ausente como el humo sin cigarrillo. inquieto como la mantis religiosa frente a la rampa de entrada al arca de noé. herido como una cicatriz futura. ausente como las agujas de un reloj de arena. sonoro como el beso en el que se encuentran dos miradas reencontradas y salvajemente lejanas. acobardado como aquel diecinueve de julio. quizás me quede en casa a llorar, aún así me temo sin asustarme que sabría saber que la quiero. pese al todavía-.
La confusión le grita la burbuja en la que se ha metido. nadie debe exigir lo que no cumple consigo mismo. alguien busca una brújula rojiza. los puños duermen con el sol, las palmas con la luna, escondiendo coincidir con las caricias. dos manos que piden soltarse para aprender a echarse de menos. una ración sin corazón descorazonado racionado. un sinfín de pulgas habituadas a cumplir el oficio de cupido entre perros y gatos. el ayer y el hoy se dan la espalda...buscan el mañana?¿ quizás prefieran desvivirse en el tiempo para volver a dormir juntos y despertar con sus párpados soñando ternuras que no sean esquivas.
Su rostro respira leve, sobre y entre el viento; la bufanda de nubes del cielo le sirve de espectador omnisciente y callado, pero no rendido. Respira su rostro...hamor, livertad, higualdad, balentía, serenidaz, horgullo libertario, hinocencia, hesperanza nunca vencida, resistenzia de todos los colores, ravia, nuebo mundo en su universo coronario y sabe que si quiere, solo tiene que imaginarlo y soñarlo despierto barra despierta seguir caminando incluso hasta llegar a Hamsterdan, la ciudad de los hamsters, hamsters veganos que da clases de saxo y violín y regalan regaliz con sabor a garbnanzo y nueces a todo el que pasa en bicis...
Una canción triste y el mismo dolor. Un colchón bandonado a su suerte y el entierro cortazariano de un paragüas. A ritmo y melodía de jazz. La furia consentida si se muere el cine. Batman y Robin desalojados de una casa okupa, eso he soñado ayer. Lo que queda por vivir es correr por lo imposible. Un año de viaje a ninguna parte. Un traspiés meticuloso. Encierro la poesía en mi cuarto un lunes sin sol. Olor de almendras, amores encontrados. Telma y Louise en las autopista de Basora. Viento nocturno de abril, saxofón de primavera. Alergia al polén de melancolía, licor caro y traicionero. Dos de la mañana. ¿Todos los nombres o Todos los fuegos de fuego? ?Ficciones o Geografías¿ Sueño que sueño que sueñas conmigo. En la cama de al lado, que no existe todavía. ?La odisea o cien años de soledad¿ Arritmia filosófica. Cuento de hadas de la desolación. Al cabo de tres días había aprendido a llorar. Prendió el tabaco como una rosa recién nacida entre sus labios. El viaje al olvido huye de cartas de amor, desde el blanco de los ojos. Y se escribe folio a folio. ?Don quijote o Ulysses? Desbajo de la cama está el grito del suicidio de la modernidad. El virus de los siete locos, hierba roja. Invisible. Como el lugar del aire donde habita el ángel del olvido, el ángel que nos mira(sin preguntar nada). Distante y persuasivo. Testigo de cargo de nuestra indiferencia hacia el mundo. Son las tres de la tarde si no fuera madrugada. A veces arreglo el mundo con un suspiro, entrelazado a un café con hielo. Vivo de espaldas a tus pezones tímidos.¿Fado o bolero¿ ?King kong o moby dick? Cambio de siglo, sed de memoria. De la barba del Che al mostacho de Charlotte. De Homero a Pessoa hay un seco pasadizo, un río sin puente, una marea que baja y sube. Borges, Miguel Hernández, Monterroso y Neruda. Saramago y Baudelaire, sed de memoria, Roma, la Atlántida tomada por l@s hippies, Alejandría. Biblioteca de fotogramas arrancados, postal que viaja, perdura y se pierde entre el humo. Si echas algo en falta pregunta en el museo Británico. Volremos a Venecia, rescataremos Berlín, dormiremos en Macondo. Y nuestros sueños tendrán por fin morada, con la luz lisboeta y la nieve rojiza de París. Si me pierdo en tu lengua morderé tus labios. Si me caigo en tu boca buscaré tu receta sin adiós. Teñir de besos un miedo, darle la vuelta a unos bolsillos sin piedras. El cantante sabe por donde regresar. El amor no. Se pierde en callejones y susurros...Habita plazas solitarias, se sienta en escaleras de piedra y escudriña el guiño del sol, cuando la lluvia le da descanso al cielo. No sé hacia donde voy. Un turista alemán borracho bebe y canturrea con la cabeza bajo un saco de tela. Descalzo sobre la piedra, llevando sus pies hasta detrás de la nuca. Emociones en encefalograma plano. No reconozco tus caricias. Aún no las tengo. No sé hacia donde voy: ?Fausto o Dorian grey? Tres recuerdos imborrables a punto de romperse: sed, deseoy once monstruso que mueren en un tren. Flores en la nieve, arena entre las páginas de un libro, el recuerdo de un tranvía calle abajo, la última persiana del ayer. Limones y aquella tortilla de ocho letras. La última y la primera, cuando mis dedos eran tuyos.
Tardenoche de vinagre de verano de ojas secas caídas, olor cálido de algodón sinlluvia, sequedad leve del ser verano sin serlo. Antifaz otoñal sin charcos. Silbidos resecos entre soportales de piedra marchitada de orina del día después. Sangre de juventud edulcorada. Néctar de lanzas coloradas de la evaporación continua y discontinua de la mente. Melocotón de la hazaña dormida sin noche. Corazón enlatado y forrado de amianto vespertino y arañado. Sed recurrente. Postillas de un primer sueldo. Caramelo estrangulado sin elixir de juventud.
?Qué son los Macondos¿ me preguntó. Pero se fué echándome mucho antes de contestaryo...lo sabía sin saberloy ahora que lo sé; es tarde, no para ella ni para mi: para lo que éramos(pretérito imperfecto)no eramos ni nada ni de nadiepor eso fué asíun poco como la lluvia en macondocomo media gota, nada más...no seamos ególatrasJardinero de un bosque de pezones dormidos. Arrastrapalabras. Oscura necesidad de la levedad sin nombre fijo. Árbol cambiante. Maceta escrita. Fotografía contrapuesta a la nada. Oigo todavía los silbidos de cortázar. Siente que me toca la espalda desde su butaca de piel de arena y brisa, mucha brisa sin prisa. Son sus lasbios los que me dicen. !entendiste mi cuento! No sé que capítulo empezar. Da lo mismo sin darlo. Leéme y poetízate, (o viceversa; es decir, leéte y poetízame) de miradas. No los tiene. Invéntalos. Desordénalos sin desorden ordenado. Y que nadie te lo ordene. Túmbate en el suelo Háblale a un techo. Escucha si tienes algo que decir. Seca mi pelo. Enchárcalo de ti.
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